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Coffee Time

Café arábigo clave en una bebida de calidad

El café colombiano es uno de los más reconocidos en todo el mundo gracias a características como suavidad y aroma que provienen de un cuidadoso proceso de cultivo de granos seleccionados de café arábigo en territorios dedicados a esta actividad y por personal calificado que ha aprendido a hacerlo por tradición familiar.

Entre las características de esta clase de café se cuentan la acidez, cuerpo medio, suave sabor y aroma afrutado que llama a millones de consumidores alrededor del mundo.

Entre las variedades de café arábigo que se cultivan en Colombia se cuentan, “Pajarito” con siembras hasta de 2.500 árboles por hectárea; el tipo borbón cuyas plantas cuentan con un mayor número de ramas por lo que produce más granos que los demás.

También se produce la variedad “Tabi”, que es el resultado de la combinación entre típico y borbón, cuyos granos son más grandes y de excelente calidad – por lo que es utilizado para obtener cafés especiales, “Caturra” cuya producción es la media entre típico y Borbón.

Se debe resaltar la especie de café obtenida exclusivamente en este país y que se denomina  variedad Colombia o castilla, la cual es resistente al ataque de la roya (enfermedad del café) y cuya producción es similar a la variedad caturra.

Café colombiano arábigo orgánico y saborizado

Pero la calidad del café colombiano no depende únicamente de sus variedades, también hace parte de su éxito la manera en la que es cultivado y preparado para su venta a partir de lo que también se derivan varias clases del grano, entre las que sobresalen los cafés orgánicos en cuya producción no intervienen agroquímicos, pesticidas y otros agentes artificiales.

Los de origen, que se denominan así por la región colombiana en donde son producidos, predominando los de la zona cafetera (Quindío, Risaralda y Caldas), Nariño, Santander, Huila y Cauca.

Los de altura, que se destacan por su variedad de concentraciones de azúcar, que dependen de factores atmosféricos como la altura y la presión.

Los exóticos, que derivan su sabor de las plantaciones frutales cercanas a los cafetos, tales como los de naranja de la variedad alto naranjal o frutal de Guayatá.

Los que provienen de fincas dedicadas exclusivamente al cultivo y comercialización del café, como Los Santos o Hacienda Venecia.

Los saborizados que se distinguen de los frutales, porque sus sabores son agregados artificialmente.

Y los que cumplen una función social de ayuda a comunidades vulnerables como los cultivados  por mujeres o miembros de etnias indígenas, quienes al realizarlo obtienen una ventaja arancelaria para su venta.

Es por ello que en las zonas rurales la calidad del café colombiano que allí se produce es más que una forma de obtener ingresos, es una forma de vida que permite a las familias caficultoras sostenerse y mantener una tradición aprendida desde la niñez.

 

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