El tradicional “ritual” de tomar una taza de café en solitario y a primera hora de la mañana  con el paso de los años ha pasado de ser un proceso intrascendente a convertirse en una forma de relacionarnos con nuestros semejantes, un espacio del día en el que la rapidez de la postmodernidad deja de existir para dar paso a la reflexión, la hilaridad y los buenos momentos.

La bebida que con anterioridad se dispensaba en viejas cafeteras puestas en un escondido rincón del hogar, ahora ha salido a los Coffee Shops, tiendas especializadas en servir café fresco, con sabor y aromas inigualables que además son cuidadosamente ambientados para convivir con nuestros amigos y  familiares.

Si el interés es trabajar o leer tranquilamente un libro, también encontraremos un cómodo sillón o una mesa pequeña para hacerlo mientras tomamos una exquisita taza de café de origen.

Sólo falta transitar por cualquier calle de una gran ciudad para ver anuncios de un sinnúmero de Coffee Shops, que van desde los que ofrecen un servicio ágil y una taza de café caliente para llevar,  o los que dan paso a la quietud y la reflexión, pero todos eso sí, con una variada y deliciosa oferta de tipos de café fríos o calientes.

La dedicada atención por parte del barista es otro de los factores que más atraen a los consumidores de café profesionales o aprendices, este personaje ha estudiado en academia el tema del café y sabe cómo complacer el gusto del cliente al escoger y preparar los mejores granos en un sinnúmero de formas.

Los Coffee Shops son una clara muestra de que el consumo del café ha dejado de ser una fría acción aprendida de nuestros antepasados a tener hoy el valor agregado de permitir que nos dejemos llevar por el placer de saborear en cada gota un sabor frutal, ácido, suave o floral puestos en una taza de café de muy alta calidad.

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