Una dulce y suave bebida resulta de la cáscara de café, un desecho que hace varias décadas se tiraba pero que gracias a los estudios realizados hoy se usa como abono orgánico e infusión que promete no tener gran cantidad de cafeína y que conserva a su vez las propiedades para la salud de una bebida completa de café.

Países asiáticos y africanos (estos últimos cuna del grano) como Yemen y Etiopía tradicionalmente han utilizado la cáscara del café combinada con especias para realizar bebidas con agua que además de refrescantes posean bajo contenido de azúcar y son de bajo costo.

En América productores de El Salvador la secan en un proceso artesanal en “camas africanas”, de las que se obtiene un producto para una infusión preparada en pocos minutos y libre de químicos, en Bolivia por su parte con la cáscara se realizan mates.

El sabor del té de cáscara de café combina notas afrutadas, cítricas y dulces, dependiendo del origen del café en donde se cultive.

Países productores de este fruto y comprometidos con la sostenibilidad ambiental han decidido utilizar desde la mata, pasando por las hojas, flores y granos con mucílago incluido para preparar diversidad de tés y compost a nivel industrial para los suelos gracias al alto contenido de nitrógeno un elemento indispensable para obtener mejores condiciones de siembra.

En cuanto a las propiedades del té de cáscaras de café para la salud vale la pena recordar las ya conocidas del grano de café como poderoso antioxidante, benéfico para la salud cardiovascular y para el sistema digestivo entre otros, según diversos estudios efectuados por especialistas en Universidades de Europa.

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